jueves, 21 de marzo de 2013



                              LA HISTORIA DE CAPERUCITA     




Era una tarde tranquila, Caperucita se encontraba en la casa de su abuelita tomando el té y pasteles. La abuelita era una mujer mayor con una gran sonrisa y ojos amables, a su lado estaba el cazador, un hombre joven de pelo moreno y mirada dura. Ambos hablaban de lo ocurrido mientras comían y bebían. Caperucita feliz, miraba a través de la ventana. Había un hermoso jardín donde unas mariposas libaban el polen de unas bonita flores y un gorrión picoteaba feliz un tozo de pan.
-¿Caperucita, querida mía, como llegaste tan pronto aquí?-Le pregunto su abuelita.
Entonces la niña miró a su abuela y se preparó para contarle su historia.

Viendo el bonito día que hacía, decidí salir al bosque a coger algunas flores. Se lo pregunte a mi madre y ella me digo que sí, pero que tuviese cuidado con los extraños.
Fui por el sendero hasta el límite del bosque y vi un pequeño prado con amapolas y margaritas. Cuando estaba cogiendo flores escuché:
-No por favor no cojas más.
Asustada, mire hacia mi derecha y vi un grupo de bonitas mariposas.
-¿Por qué no queréis que coja las flores?
- Las necesitamos para vivir, pero cerca de aquí hemos visto otro prado, te llevamos.
-Vale me encantaría.
Siguiendo a las mariposas me encontré un gran prado rodeado de frondosos árboles y lleno de las más hermosas flores.
Cuando llevaba un rato cogiendo flores oí algo extraño:
-No muy lejos vive una anciana sola en una pequeña casa, al final del sendero.Dijo una voz ronca.
Otra voz aun más ronca le contestó.
-Si, jaja, por qué no nos comemos a esa anciana.
-Vale, contesto la otra voz.
Me asusté mucho por que me acorde de ti, abuelita y decidí venir a tu casa, pero, no sabía por donde, ya que me había adentrado mucho en el bosque. Entonces le pregunté a las mariposas si sabían llegar a tu casa, pero me contestaron que no. Por allí pasaba un gorrión que me dijo:
-Caperucita, yo sé como llegar a la casa de tu abuelita, he visto a dos lobos que se la querían comer, pero no te preocupes, cerca hay cazador, se lo diremos. Asustada, seguí al gorrión y encontramos al cazador.
-Señor, puede venir, conmigo, mi abuelita está en peligro.
El cazador me dijo que sí y con su escopeta, al hombro corrió conmigo, junto al gorrión y las mariposas a salvarte. Cuando llegamos al sendero , vimos a los lobos y el cazador lo mató. Así llagamos aquí y conseguimos salvarte


Mi Caperucita

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Un día estaba en mi casa jugando a la play con mis amigas cuando de repente me llama mi madre.
-Hija, ¿puedes venir un momento, por favor?
-Ya voy mamá.-Le di al botón de pause y me dirigí a la cocina, mi madre estaba en la puerta esperándome con una cesta llena de magdalenas y una botellita de Acuarius para llevársela a mi abuela.
-Caperucita, ¿puedes ir a llevarle esto a tu abuela?
-Ahora mismo voy.-Me encaminé a mi habitación, despedí a mis amigas, apagué la play y me dirigí hacia el bosque.

Estaba realmente hambriento, llevaba semanas sin comer, de repente escuché un ruido extraño, era una niña preciosa, saltando y cantando, con una bonita capa roja. En un instante, se me ocurrió una idea.

Me dirigí por un camino nuevo a la casa de mi abuela, de repente escuché una voz.

-Hola pequeña, ¿dónde vas por este tenebroso bosque?
-Voy a mi casa de mi abuelita, se ha puesto enferma y le llevo estas ricas magdalenas.-Dije señalando la cestita.
-Aaah... ¿Y por donde vive tu abuelita?
-Por allí.-Señalé el camino.
-Pues yo conozco un atajo para que tardes menos. Mira, vas hacia allí y llegas mucho antes, ¿vale?
-Es que mi mamá no me deja que me guíen extraños.
-Pero yo no soy un extraño, yo soy un pobre lobito dulce e inocente.
-Bueno, está bien pero que no se entere mi mamá.

Entre y vi a mi abuelita en la cama, estaba un poco extraña la verdad.
-Hola abuelita.-Dije sonriente.
-Hola hijita.-Dijo la abuela.
-Estás un poco extraña, ¿te encuentras bien?
-Sí, ¿por qué lo dices?
-No, es que te veo extraña.
-Quizás es por esto.- El lobo se levantó de la cama en un salto y se comió a caperucita, pero lo que el lobo no sabía era que el cazador había visto como se la comía y la salvó.

Me encontraba al lado de la vieja casa de Juana cuando creí escuchar a una pobre chiquilla gritar, me acerqué corriendo y vi al lobo comiéndose a caperucita y como descansaba así que sólo esperé hasta que estuviera lo bastante dormido como para abrirle el vientre y sacarle a caperucita y a la abuelita de dentro. Y eso hice, le abrí y las saqué a las dos de ahí, pero no antes de darle su merecido al lobo, una vez que caperucita y la abuelita estuvieron a salvo, yo volví donde estaba el lobo y le metí piedras grandes y pesadas de donde había sacado a las dos mujeres asegurándome de que quedara bien zurcidos todo.

Al despertar, el lobo fue a beber agua al río más cercano se sentía mas, así que fue a lavarse la cara para refrescarse, pero en su intento cayó al agua. Y desde entonces no se ha sabido nada más del lobo.


                                                                                                                   Yaiza 3ºA
Ballet

miércoles, 20 de marzo de 2013

La valiente Caperucita.



    Todos los focos del plató de televisión enfocan a la pequeña Caperucita, a la que ahora todo el mundo conoce como a “la pequeña que salvó a su abuela del lobo”.
   -Caperucita, ¿te importaría contarnos la historia de nuevo?-le pregunta la periodista con una gran sonrisa.
   -Claro que no, ahora mismo os la cuento-dijo muy entusiasmada.



    Era un día muy soleado en el que todos los niños aprovechaban para salir a la calle y jugar con sus amigos.
    En una casa cercana a la plaza, una madre llama a su hija:
    -Caperucita, ¿puedes venir?
    -Un momento mamá-le contestó mientras terminaba de bajar las escaleras.
    -¿Qué quieres?
   -¿Quieres llevarle a la abuela esta cesta?-preguntó la madre algo indecisa mientras terminaba de guardar las galletas y magdalenas en esta.
   -Por su puesto que sí-respondió muy alegre.
  -Escúchame Caperucita-dijo la madre con un tono de voz preocupado-No hables con desconocidos y ni se te ocurra acercarte al lobo ¿me entiendes?
   -Sí, mamá-respondió con un tono de voz apagado.
Caperucita salió de su casa para dirigirse a casa de su abuela. Mientras caminaba, disfrutaba del cálido Sol, y pensaba que hacía un día muy agradable.
   Comienza a adentrarse en la espesura del bosque, y escucha un pequeño ruido pero lo ignora. Este vuelve a repetirse y Caperucita mueve mueve la cabeza en todas direcciones pero no ve nada. El ruido es cada vez más fuerte y Caperucita está muy asustada y piensa en volver a casa corriendo, pero en ese momento el ruido desaparece completamente.
   Aliviada, porque pensaba que era el lobo, retomó el camino para la casa de su abuelita.
  Cuando se encontraba cerca de la casa, contempló la silueta de una persona, pero poco a poco se fue acercando sigilosamente y se quedó aterrorizada cuando descubrió que no era una persona sino el lobo.
  Su instinto le dice que salga corriendo, pero por otra parte sabe que tiene que ayudar a su abuela, porque el lobo está a punto de entrar en la casa.
  Por suerte traía consigo su móvil y llamó a la perrera del pueblo.
  La perrera actuó muy bien, y atraparon al lobo sin que la abuela resultara herida, y de este modo el pueblo nunca más tuvo miedo de encontrarse con el lobo.



   -Vaya es una historia muy bonita-comentó la periodista-Me alegro de que toda tu familia esté bien y no haya resultada herida por el lobo.
  -Gracias-agregó Caperucita.
  -Bueno y esto es todo por hoy, mañana nos vemos a la misma hora con nuevas noticias actuales-dijo la periodista para finalizar el programa.





Diario de Elena.

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Me llamo Elena pero me conocen por “Caperucita Roja “ debido a que de pequeña siempre llevaba una caperuza de color roja. Tengo 14 años, llevo 5 años en la ciudad. Me mudé aquí debido a que tuve un problema, ahora estoy en la azotea de mi bloque, desde aquí puedo apreciar unas vistas inigualables; me relaja esto de estar a una gran altura ya que puedo sentirme grande y ver a los demás como diminutas hormigas que corren casi todas al mismo sitio, cogen el metro, taxi, una ambulancia que suena, como no es de extrañar en una ciudad... Todo esto es extraño para mí, todo ha cambiado, ya nada es lo mismo desde aquella tarde hace 8 años, en una pequeña aldea del Este donde yo era una inocente niña.

  • Hijita, ve ha llevarle esto a tu abuelita que está enferma
  • Vale, mami.
  • Ten cuidado por el bosque no te entretengas y ve directa a la casita de tu abuelita.
  • Si mami, lo tendré.

Iba caminando por ese bosque verde y a su vez lleno de color. Cogí unas flores durante el camino, iba escuchando el asombroso cante de los pajaritos. De repente se me cruzó un hombre robusto, con el pelo moreno y barba.
  • Niña, ¿dónde vas?- me preguntó amablemente.
  • A casa de mi abuela.
  • Juguemos a algo, tú vas por aquel camino y yo por este para ver quién llega antes- me dijo intrigado.

Yo acepté. Cuando llegué a casa de mi abuelita la puerta estaba abierta, era raro, pero entré, allí estaba atacada en una silla y el hombre detrás de mí apuntándome con un cuchillo largo y afilado. Aquel hombre solo quería joyas y dinero, cuando las cogió se fue. A la media hora pasó por allí un humilde cazador nos vio y nos ayudó. Después del susto, todo estaba bien. Pasaron 5 años, el
13-03-2008 ese hombre volvió, atacó a mi madre. Le vi, pegarle, hacerle daño, ella no podía más y se fue. Desde aquel horroroso día mi abuelita y yo nos mudamos. Ese suceso me enseñó a no hblar con desconocidos, no confiar en nadie.
Pero lo que nunca me enseñaron es a soportar el sentimiento de tristeza hacía una persona.
Hoy 13-10-2012 hace 5 años que murió, no puedo más, estos años han sido eternos, basta, aquí he llegado. Adiós

Lloro cada vez que leo el diario de Elena al ver como mi amiga se suicidó en silencio.

Celia 3ºA