Me llamo Elena pero me conocen por
“Caperucita Roja “ debido a que de pequeña siempre llevaba una
caperuza de color roja. Tengo 14 años, llevo 5 años en la ciudad.
Me mudé aquí debido a que tuve un problema, ahora estoy en la
azotea de mi bloque, desde aquí puedo apreciar unas vistas
inigualables; me relaja esto de estar a una gran altura ya que puedo
sentirme grande y ver a los demás como diminutas hormigas que corren
casi todas al mismo sitio, cogen el metro, taxi, una ambulancia que
suena, como no es de extrañar en una ciudad... Todo esto es extraño
para mí, todo ha cambiado, ya nada es lo mismo desde aquella tarde
hace 8 años, en una pequeña aldea del Este donde yo era una
inocente niña.
- Hijita, ve ha llevarle esto a tu abuelita que está enferma
- Vale, mami.
- Ten cuidado por el bosque no te entretengas y ve directa a la casita de tu abuelita.
- Si mami, lo tendré.
Iba caminando por ese bosque verde y a
su vez lleno de color. Cogí unas flores durante el camino, iba
escuchando el asombroso cante de los pajaritos. De repente se me
cruzó un hombre robusto, con el pelo moreno y barba.
- Niña, ¿dónde vas?- me preguntó amablemente.
- A casa de mi abuela.
- Juguemos a algo, tú vas por aquel camino y yo por este para ver quién llega antes- me dijo intrigado.
Yo acepté. Cuando llegué a casa de mi
abuelita la puerta estaba abierta, era raro, pero entré, allí
estaba atacada en una silla y el hombre detrás de mí apuntándome
con un cuchillo largo y afilado. Aquel hombre solo quería joyas y
dinero, cuando las cogió se fue. A la media hora pasó por allí un
humilde cazador nos vio y nos ayudó. Después del susto, todo estaba
bien. Pasaron 5 años, el
13-03-2008 ese hombre volvió, atacó a
mi madre. Le vi, pegarle, hacerle daño, ella no podía más y se
fue. Desde aquel horroroso día mi abuelita y yo nos mudamos. Ese
suceso me enseñó a no hblar con desconocidos, no confiar en nadie.
Pero lo que nunca me enseñaron es a
soportar el sentimiento de tristeza hacía una persona.
Hoy 13-10-2012 hace 5 años que murió,
no puedo más, estos años han sido eternos, basta, aquí he llegado.
Adiós
Lloro cada vez que leo el diario de Elena al ver como mi amiga se
suicidó en silencio.
Celia 3ºA