Todos los focos del
plató de televisión enfocan a la pequeña Caperucita, a la que
ahora todo el mundo conoce como a “la pequeña que salvó a su
abuela del lobo”.
-Caperucita, ¿te
importaría contarnos la historia de nuevo?-le pregunta la periodista
con una gran sonrisa.
-Claro que no,
ahora mismo os la cuento-dijo muy entusiasmada.
Era un día muy
soleado en el que todos los niños aprovechaban para salir a la calle
y jugar con sus amigos.
En una casa
cercana a la plaza, una madre llama a su hija:
-Caperucita,
¿puedes venir?
-Un momento
mamá-le contestó mientras terminaba de bajar las escaleras.
-¿Qué quieres?
-¿Quieres
llevarle a la abuela esta cesta?-preguntó la madre algo indecisa
mientras terminaba de guardar las galletas y magdalenas en esta.
-Por su puesto que
sí-respondió muy alegre.
-Escúchame
Caperucita-dijo la madre con un tono de voz preocupado-No hables con
desconocidos y ni se te ocurra acercarte al lobo ¿me entiendes?
-Sí,
mamá-respondió con un tono de voz apagado.
Caperucita salió
de su casa para dirigirse a casa de su abuela. Mientras caminaba,
disfrutaba del cálido Sol, y pensaba que hacía un día muy
agradable.
Comienza a
adentrarse en la espesura del bosque, y escucha un pequeño ruido
pero lo ignora. Este vuelve a repetirse y Caperucita mueve mueve la
cabeza en todas direcciones pero no ve nada. El ruido es cada vez más
fuerte y Caperucita está muy asustada y piensa en volver a casa
corriendo, pero en ese momento el ruido desaparece completamente.
Aliviada, porque
pensaba que era el lobo, retomó el camino para la casa de su
abuelita.
Cuando se
encontraba cerca de la casa, contempló la silueta de una persona,
pero poco a poco se fue acercando sigilosamente y se quedó
aterrorizada cuando descubrió que no era una persona sino el lobo.
Su instinto le dice
que salga corriendo, pero por otra parte sabe que tiene que ayudar a
su abuela, porque el lobo está a punto de entrar en la casa.
Por suerte traía
consigo su móvil y llamó a la perrera del pueblo.
La perrera actuó
muy bien, y atraparon al lobo sin que la abuela resultara herida, y
de este modo el pueblo nunca más tuvo miedo de encontrarse con el
lobo.
-Vaya es una historia muy
bonita-comentó la periodista-Me alegro de que toda tu familia esté
bien y no haya resultada herida por el lobo.
-Gracias-agregó Caperucita.
-Bueno y esto es todo por hoy,
mañana nos vemos a la misma hora con nuevas noticias actuales-dijo
la periodista para finalizar el programa.